Tener traumas infantiles no quiere decir que se hayan tenido malos padres o que no se haya sido feliz, sino que se habrán sufrido circunstancias que han dejado su marca y que pueden estar obstaculizando el bienestar y desarrollo de una persona, haciendo necesario que se trabaje en ello.
La infancia es una de las etapas de la vida donde se deben aprender patrones, hábitos y lecciones que puedan mejorar la vida de una persona, pero también es el momento donde se encuentran más susceptibles a traumas, malos ratos y peligros que pueden marcar una vida para siempre.
Durante el crecimiento, estos patrones aprendidos en la infancia pueden llegar a afectar directamente a las relaciones sociales, laborales y al crecimiento personal del individuo, lo que hace que sea primordial poder superar cualquier trauma que se tenga para avanzar y tener la vida que se desea.
Lo que pasó no debe marcar lo que pasará
Es común que muchas personas piensen que de no haber vivido cierto evento o situación en sus vidas, en el presente tendrían su vida soñada, serían felices y estables en todos los ámbitos, pero sin embargo, esto no es así.
Lo que pasó, ya pasó, y se debe asumir como una realidad que no necesariamente debe marcar la pauta para lo que ocurrirá en el futuro. Esto hace que lo mejor que se puede hacer es acudir a un buen psicologo infantil en Malaga, permitiendo que los traumas infantiles puedan ser tratados y superados a una edad temprana y no representen un problema grave durante la edad adulta.
Tomar esta decisión puede ayudar a los padres a aprender cómo tratar a sus hijos, corregir comportamientos problemáticos y facilitar que tengan la mejor vida posible para que lleguen a tener las vidas brillantes que esperan.
Además, cabe señalar que los profesionales de la salud psicológica son los más indicados para dar tratamiento a este tipo de afecciones, por lo que se debe evitar recurrir a otras medidas que puedan hacer el problema mucho más grande.
Romper con creencias y premisas absurdas
Aun en la actualidad, para muchas personas, recibir ayuda psicológica es sinónimo de problemas mentales o locura, lo cual es totalmente falso. Ir a terapia desde temprana edad, bien sea grupal o individual, puede ayudar a que los individuos aprendan cómo tratar sus problemas, mejoren considerablemente sus actuaciones y puedan ser mucho más felices al liberarse de cargas que no deberían cargar.
Por ello, es tan importante que las personas puedan romper estas creencias y premisas absurdas, y den el paso para conseguir ayuda, bien sea para sí mismos o para brindarles una mejor vida a sus hijos.
Establecer conexión con el presente
Al hacer referencia a “tener un trauma”, se debe saber que se habla totalmente del pasado, es decir, el evento ya ocurrió y dejó una marca en la mente de una persona, lo cual puede afectar de manera negativa y debe ser corregido.
Una buena manera de comenzar el proceso de corrección es estableciendo una conexión con el presente y determinar que la situación (por dura que haya sido) ya pasó, y que no debería tener poder para controlar el comportamiento de nadie.
Asimismo, se deben tener expectativas realistas, la terapia no borrará lo que ha pasado, ni la marca que dejó en su camino. La terapia ayudará a tener herramientas para enfrentarse y superar las ataduras que ocasiona en la mente de una persona.
Cuidarse física y emocionalmente
Una buena forma de ayudar a que el proceso de terapia pueda potenciarse y hacerse significativamente más rápido, es si se toma la decisión de cuidarse a nivel físico y emocional, puesto que así se fortalecerá la autoestima y se conocerá mucho mejor.
En este caso, comer mucho más sano, hacer ejercicio, y aprender a identificar y gestionar las emociones, es una buena idea para alcanzar el éxito.
Superar traumas infantiles, bien sea de niño o ya de adulto, nunca es fácil. Es necesario trabajo y tener compromiso, siempre de la mano de un profesional de la salud adecuado.