Es una verdad científicamente probada que el ejercicio físico debe adaptarse a la edad de quien lo practica. Correr una maratón no es adecuado a partir de ciertos años, por mucho que se entrene. Pero tampoco es natural que un muchacho solo haga caminatas.
Incluso existen programas informáticos que orientan sobre el ejercicio más aconsejable según los años. Esta combinación de fitness y software resulta muy útil tanto en los gimnasios como en las propias casas. Pero, sin más preámbulos, vamos a ver qué actividad física conviene según la edad.
Ejercicio en la infancia y adolescencia
En la primera de estas etapas, el ejercicio tiene, sobre todo, una función lúdica. Los niños deben practicarlo jugando. Pero es fundamental que lo hagan para su desarrollo motor y cognitivo.
Ya en la adolescencia, se recomienda la actividad física variada, que puede abarcar cualquier tipo de deporte. En este sentido, hay que desterrar el mito de que los ejercicios de fuerza no son aconsejables en los primeros años.
Entre los 20 y los 35 años
Es la edad de la plenitud física. Por tanto, cualquier deporte está recomendado. También es importante acostumbrar al cuerpo a la actividad física. Sería perfecto habituarse a hacer deporte, por lo menos, tres veces a la semana.
La distribución podría ser tres sesiones de fuerza acompañadas por otras dos de resistencia cardiovascular. Sin embargo, la propia sensación de plenitud puede causar lesiones.
La madurez: de los 35 a los 55 años
Los expertos dicen que, a partir de los 35 y hasta los 50 años, se pierde un 1 % de masa muscular cada anualidad. Con el objeto de paliar esta disminución, es importante hacer ejercicios de fuerza. No obstante, deben ser menos violentos que en la etapa anterior.
También es básica la actividad aeróbica. Correr de forma muy suave o caminar es perfecto.
A partir de los 56 años
A medida que se va envejeciendo, es imprescindible ir reduciendo la intensidad y volumen del ejercicio. Pero dejar de practicarlo es el mayor error que puede cometerse. La base de la actividad física en esta época es caminar. Pero puede acompañarse de otras actividades que faciliten la flexibilidad y el equilibrio.
En conclusión, cada etapa de la vida tiene sus ejercicios adecuados. Pero la máxima debe ser el sentido común: nunca forzar al cuerpo por encima de sus posibilidades.