Tener un inmueble para alquilar puede dar lugar a una serie de preocupaciones. Las dos más importantes son que el inquilino no pague el dinero acordado o que estropee partes del inmueble. Estos dos factores hacen que muchos propietarios renuncien a sacar provecho económico a su propiedad.
Por estos motivos (y mucho más) conviene poner el alquiler de viviendas en manos de un equipo de expertos, ya que a pesar de la posible reticencia del potencial inquilino a facilitar su información personal y financiera a un particular, se mostrará más receptivo a que el estudio de riesgos lo realice una inmobiliaria.
Con este post, se disipan todas las dudas y se ofrecen algunas opciones para que un propietario considere alquilar su casa, sin sorpresas desagradables.
1.- La selección del inquilino
Puede que el inquilino ideal y perfecto no exista. Pero, se pueden tomar ciertas precauciones para elegir uno que cuide el inmueble con tanta delicadeza como si fuera suyo, además de que pague puntualmente el dinero acordado.
Este es el sueño de cualquier inmobiliaria o arrendatario. Pero, no siempre es una tarea fácil. ¿Cómo conseguir el inquilino ideal que no se atrase en los pagos y cuide de la casa o piso? Estas son algunas recomendaciones:
- Acudir a una inmobiliaria reconocida y acreditada, si esta no es una opción solicitar: certificado que dé cuenta de que el posible inquilino tenga ingresos fijos como un contrato de trabajo, certificación de trabajo por cuenta propia o nómina de sueldos regulares.
- Referencias otorgadas por otros propietarios que hayan sido arrendatarios del mismo inquilino y con quienes este haya tenido alguna relación en el pasado.
- Comprobar que todas las documentaciones que el inquilino entregue sean reales o legales.
2.- Establecer el precio adecuado para todas las partes
Por supuesto que todo propietario de un inmueble desea sacar el máximo provecho al alquilar su propiedad, pero también es cierto que los inquilinos desean encontrar la mejor oferta.
Lo mejor es buscar una inmobiliaria que se encargue de todas estas especificaciones. En primer lugar, conocen las cotizaciones de la zona y en segundo, manejan bien una tabla de valores que toma en cuenta el estado del inmueble, los metros cuadrados y los servicios inherentes a cada edificio o casa.
Si no se desea tener un intermediario, sino hacer negocios de manera directa como propietario, se puede buscar un banco que haga la tasación o estudios de mercado de bienes raíces de la zona. Existen compañías que se encargan de esto y que poseen acceso a los datos correspondientes a los alquileres de propiedades afines a la que se desea alquilar.
3.- Redactar un buen contrato
Lo recomendable es que consultes a un profesional. Esto puede ser tanto una compañía de bienes raíces (que cuenta con su equipo de abogados) o un abogado que sea capaz de defender los intereses del propietario sin ir en detrimento de los derechos del arrendatario.
La intención es resguardar a ambas partes y lograr que la relación propietario/arrendatario sea lo más cordial y fluida posible. De esta manera se hace un negocio confiable que se blinda por completo desde el punto de vista legal.
Este puede ser un paso importante para asegurarse un buen inquilino para los años venideros y sin quebraderos de cabeza en buscar cada cierto tiempo un nuevo arrendatario.
4.- Alquilar la vivienda en buenas condiciones
Alquilar una casa o piso en excelentes condiciones puede evitar la fuente habitual que causa problemas. Si el inmueble se alquila en condiciones de habitabilidad, pintura, estructura y correcta limpieza cuando se entrega las llaves todo será perfecto.
Pese a que la ley no obliga a los arrendatarios a entregar la propiedad sin goteras o daños en la estructura, limpia y pintada, es obvio que el propietario busque que su propiedad no sufra más daños y que el inquilino esté conforme con el contrato y cómodo en la vivienda.
En todo caso, estos asuntos pueden dejarse claros en el contrato de arrendamiento. En este documento conviene establecer quiénes son los responsables de cada arreglo de acuerdo a su naturaleza. De esta manera, se mantendrá el inmueble en buenas condiciones siempre.