Las cataratas son una de las principales causas de pérdida de visión en el mundo. Se desarrollan de manera progresiva, generando una opacidad en el cristalino que dificulta la percepción de los colores, el contraste y la nitidez de las imágenes. Muchas personas conviven con los síntomas durante años sin darse cuenta de la afectación real en su calidad de vida.
Sin embargo, cuando las actividades diarias se ven comprometidas, la cirugía se convierte en la mejor solución. En clínicas especializadas como Martínez de Carneros, los pacientes reciben atención profesional con tecnologías avanzadas y un equipo altamente capacitado en oftalmología.
¿Cuándo considerar la cirugía de cataratas?
Ahora bien, las cataratas afectan de manera diferente a cada persona. En las primeras etapas, es posible adaptar la visión con cambios en la graduación de lentes o con una mejor iluminación en los espacios de trabajo y lectura. Sin embargo, hay ciertos signos que indican que ha llegado el momento de considerar la operación de cataratas:
- Disminución progresiva de la agudeza visual: Si la vista borrosa impide realizar tareas cotidianas como leer, conducir o reconocer rostros, es señal de que el cristalino ha perdido transparencia.
- Sensibilidad extrema a la luz: La percepción de halos luminosos o destellos intensos puede afectar la seguridad al conducir de noche o moverse en espacios con iluminación artificial fuerte.
- Pérdida de la percepción de colores: Las tonalidades se ven más opacas y sin brillo, lo que interfiere con la experiencia visual en general.
- Dificultad para ver de noche: Una visión deficiente en condiciones de poca luz puede hacer que actividades como caminar en la oscuridad sean riesgosas.
- Frecuente cambio de graduación en lentes: Si los anteojos ya no ofrecen mejoría en la visión, puede ser una señal de que la catarata ha avanzado considerablemente.
Cuando estos síntomas afectan la independencia y el desempeño diario, la cirugía de cataratas se convierte en la mejor alternativa para restaurar la visión.
Técnicas quirúrgicas modernas y sus beneficios
La cirugía de cataratas ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. Actualmente, es un procedimiento seguro, rápido y con excelentes resultados. Entre las técnicas más utilizadas se encuentran:
- Facoemulsificación: Es el método más común. Se realiza mediante una incisión pequeña por donde se introduce una sonda que emite ultrasonidos para fragmentar el cristalino opaco y aspirarlo. Luego, se coloca una lente intraocular para recuperar la visión. Su principal ventaja es la rápida recuperación y la reducción del riesgo de complicaciones.
- Cirugía asistida por láser: Utiliza un láser de femtosegundo para realizar incisiones precisas y fragmentar la catarata. Ofrece mayor exactitud y reduce la manipulación del ojo, lo que disminuye la inflamación postoperatoria.
- Lentes intraoculares personalizadas: Existen diferentes tipos de lentes intraoculares que corrigen otros defectos refractivos como la miopía, el astigmatismo o la presbicia. Los pacientes pueden optar por lentes monofocales, multifocales o tóricos, según sus necesidades visuales.
Entre los beneficios de la cirugía moderna destacan la reducción del tiempo de recuperación, la posibilidad de corregir problemas visuales adicionales y la mejora significativa en la calidad de vida.
Recuperación y cuidados postoperatorios
Tras la cirugía de cataratas, la mayoría de los pacientes experimentan una recuperación rápida. En las primeras horas, es normal sentir sensación de cuerpo extraño o ligera incomodidad en el ojo intervenido. Para garantizar una recuperación sin complicaciones, es importante seguir las recomendaciones de los profesionales en oftalmología:
- Utilizar los colirios recetados para evitar infecciones y reducir la inflamación.
- Evitar frotarse los ojos o ejercer presión sobre ellos.
- Protegerse de la luz intensa con gafas de sol.
- No realizar esfuerzos físicos intensos durante las primeras semanas.
- Acudir a las revisiones programadas para controlar la evolución del ojo operado.
En la mayoría de los casos, la visión mejora significativamente en los días posteriores a la intervención y sigue estabilizándose en las siguientes semanas.