Están bajo la superficie, representan el corazón de la puesta en escena y modelan la intrahistoria a base de tecnología, ingenio y paciencia. Los desarrolladores de software han convertido el mercado del juego en línea en un marco prioritario dentro del ocio y el entretenimiento. En concreto, la máxima expresión del trabajo que llevan a cabo se concentra sobre todo en un lugar que, a nivel de jugabilidad, vive en estos momentos su particular etapa de esplendor: los casinos que operan a través de internet. La pregunta que surge es recurrente: ¿qué hay detrás de cada título online alojado en este tipo de entornos?
La rápida y constante evolución que está viviendo la informática en los últimos años ha permitido perfeccionar cada uno de los apartados que estructuran los juegos de los casinos virtuales. Basta con situar el foco sobre aspectos gráficos, sonoros, de seguridad, relativos a las interfaces o correspondientes a las mecánicas internas para entender que el salto cualitativo es digno de mención. Con todo esto moviéndose en la misma sintonía no es extraño que los resultados sean con frecuencia prometedores. A partir de ahí, llega el turno de afinar.
En materia de software, de entrada, cabe poner de relieve que la pieza fundamental de las máquinas tragamonedas no es otra que el llamado sistema RNG (Random Number Generator). Se trata de un algoritmo que está presente en cada slot y que tiene como función indispensable generar combinaciones de números aleatorias. Esto, llevado al plano del juego en sí mismo, hace posible que cada partida se desarrolle siempre bajo el factor suerte, que cada movimiento de tambor y cada resultado de una tirada vengan determinados por la aleatoriedad, por patrones impredecibles que aporten la adrenalina y el azar que los jugadores necesitan. El RNG es, en definitiva, justo lo que da sentido a una máquina tragaperras, por ejemplo.
Con este sistema palpitando de fondo, los componentes audiovisuales constituyen el siguiente escalón. Si bien es cierto que los títulos en dos dimensiones coparon el mercado hasta bien entrada la primera década de los dos mil, ya hay desarrolladores tan célebres como High Games, SG Digital o Microgaming que están apostando por técnicas más depuradas. Ahora bien, si buscas los mejores juegos de casinos NetEnt es la opción más recomendable, puesto que utiliza los motores gráficos más potentes que existen: Unity y Unreal Engine. Gracias a estos es posible crear escenarios, animaciones, objetos y personajes tridimensionales que hacen que la experiencia del usuario sea mucho más inmersiva. El renderizado de imágenes, el tratamiento de la luz y la aplicación de efectos sonoros de calidad se encargan del resto.
Otro de los capítulos esenciales dentro del software de un juego de casino online es el concerniente a la adaptabilidad. A día de hoy, el lenguaje de programación HTML5, que se ha convertido en la superación de la tecnología Flash, es el que está ofreciendo mejores resultados. Se trata de un soporte que puede integrarse en todo tipo de plataformas y dispositivos, teniendo en cuenta que se adapta con facilidad a varios tamaños de pantalla, resoluciones y relaciones de aspecto. Además, HTML5 permite jugar directamente a través del navegador, sin necesidad de descargar ningún archivo extra y haciendo que las actualizaciones se configuren de manera automática, por lo que no es necesario que el jugador actualice el software por sí mismo.
Por último, resta señalar la importancia de la ciberseguridad en estos espacios, y es que para que todo este esqueleto de software cobre sentido es preciso que el usuario tenga la certeza de que sus datos personales están siempre a salvo mientras juega. Los desarrolladores aplican bajo esta idea la tecnología de encriptación más avanzada que existe, el conocido como certificado TLS (Transport layer security), cuya tarea pasa por cifrar toda la información sensible que viaja desde el navegador hasta el servidor web. En definitiva, estamos ante un mecanismo que sirve para que el contenido confidencial no caiga en manos de terceras personas, de los hackers.
En la misma línea de protección, los casinos suelen incorporar en su estructura el denominado sistema KYC (Know your customer), un protocolo de verificación de perfiles que sirve para evitar delitos de suplantación de identidad. Su cometido es tan sencillo como útil: cerciorarse telemáticamente de que el jugador que trata de acceder a una cuenta es, en efecto, su propietario. Para ello, el sistema puede solicitar al usuario documentación personal y someterlo incluso a pruebas de carácter biométrico, como son el reconocimiento facial o de huellas dactilares.