DOHA – En su cuarta final de la Copa del Mundo en siete ediciones, Francia se ha acostumbrado al éxito en el escenario internacional y en el centro de todo está Didier Deschamps, un ganador natural como jugador y ahora un líder inspirador como entrenador.
Mientras Les Bleus se acercan al choque del domingo con Argentina en Doha, parece notable ahora que había serias dudas sobre el ingreso de la selección francesa a la Copa del Mundo.
Habían decepcionado en la Eurocopa 2020 y Deschamps ya estaba lidiando con una crisis de lesiones antes de que el ganador del Balón de Oro, Karim Benzema, se retirara del equipo en la víspera del torneo.
Sin embargo, las circunstancias sacaron lo mejor del técnico de Francia, que falló en sus planes tácticos y dio un golpe maestro al convertir al delantero Antoine Griezmann en centrocampista.
Los propios comentarios de Griezmann durante la competencia contaron una historia.
“Le debo todo en mi carrera internacional. Lo doy todo por la camiseta, por Francia, pero también por él”, dijo la estrella del Atlético de Madrid, quien sin dudas fue el jugador del torneo.
“Cada juego, cada acción es como si le agradeciera. Quiero hacer todo lo posible para que estés orgulloso de tu número 7.
Deschamps puede ser ridiculizado por algunos fanáticos que piensan que su equipo debería jugar un fútbol más atractivo.
Pero los comentarios de Griezmann revelaron algo más sobre el jugador de 54 años: que sus habilidades de gestión de jugadores son incluso más importantes que la inteligencia táctica.
“Le gusta hablar con sus jugadores y saber lo que sientes. Cada vez que te da una orden o un consejo, lo sigues”, dijo el joven de 31 años.
El hecho de que Deschamps sea tan respetado y admirado por sus jugadores se debe sin duda en parte a lo que ha logrado en su propia carrera.
Un mediocampista que una vez fue desestimado como un ‘portador de agua’ por la leyenda del Manchester United Eric Cantona, tenía 24 años cuando capitaneó al Marsella a la victoria en la final de la Liga de Campeones de 1993.
Más tarde, ganador de la Liga de Campeones con la Juventus, guió a Francia a la victoria en la Copa del Mundo de 1998 y la Eurocopa 2000 antes de retirarse a los 32 años.
Les Bleus realmente no han mirado atrás de esos triunfos formativos. En el transcurso de una generación, se han convertido en la potencia preeminente del fútbol internacional.