El origen de estos ancestrales y mágicos instrumentos musicales se remonta a la época de Buda, cuando los monjes fabricaban envases cóncavos o tazones capaces de emitir sonidos armónicos al momento de ser golpeados o frotados por baquetas. Los sonidos que emiten los cuencos influyen casi de inmediato en nuestro campo de energía, logrando un estado de relajación y armonía a medida que escuchamos sus notas armoniosas.
La fabricación de los cuencos tibetanos (como en todo instrumento musical) es un proceso de precisión, preparación y tradición. Cuenta la historia que de un meteorito que impacto al Himalaya fue extraído el material para fabricar el primer cuenco y que éste adquirió propiedades fantásticas de curación.
Hacer que los cuencos produzcan esos sonidos maravillosos es una técnica milenaria que va desde la utilización adecuada de los materiales de los cuencos y las baquetas o mazos, hasta la forma en cómo debemos sostener dichas baquetas para poder dar el ligero golpe que generara la nota musical. Hay unas maneras de utilizar los mazos o baquetas pero destacan dos que son las más utilizadas:
Toque:
Esta técnica consiste en dar un golpe seco y directo justo en el borde del cuenco. El sonido va a variar dependiendo del material con el que este hecho el mazo o baqueta, si es de madera el sonido será más metálico y si es de fieltro o de cuero el sonido que emitirá será un tanto más suave.
Giro:
Esta técnica consiste en frotar los bordes del cuenco. De igual manera el sonido que emitirá será variado dependiendo del material con el que este hecho el mazo o baqueta. Este movimiento debe hacerse en sentido de las agujas del reloj y con una velocidad adecuada, para evitar la distorsión de la nota armónica.
Si queremos tocar uno de estos maravillosos instrumentos, debemos tener en consideración algunas recomendaciones:
- Debemos colocar el cuenco en la mano izquierda y observar que nada obstruya ni toque sus paredes.
- La baqueta o mazo debemos sujetarlos (en su parte media) con la punta de los dedos y apuntando hacia abajo.
- Los golpes debes ser firmes pero suaves.
- Al momento de realizar el giro debemos mantener la velocidad y la presión con la que se frota el borde del cuenco para no variar el sonido de las notas.
Si quieres experimentar un estado de relajación y paz escuchando el sonido que emiten los cuencos tibetanos solo tienes que practicar y veras que pronto podrás estar en el nivel de meditación deseado.