Hay quien señala abiertamente que el intestino es una especie de segundo cerebro. Bien, ciertamente no desempeña las funciones inherentes a nuestro cerebro, pero de lo que no cabe duda es de que sí realiza una labor fundamental en lo que respecta al proceso digestivo del individuo, encargándose de buena parte de la absorción de nutrientes al organismo. Sin embargo, hay que señalar además que el intestino comprende en su extensión el 80% de las células inmunocompetentes de nuestro organismo, es decir, que además de una función digestiva, su papel es determinante como barrera protectora frente a múltiples microorganismos.
Los problemas relacionados con el intestino pueden desembocar en enfermedades como el cáncer de colon. No en vano, este tipo de enfermedad se asocia a diferentes factores como por ejemplo la edad, los antecedentes familiares o el consumo de determinados alimentos como carnes rojas. Es decir, que nuestros hábitos alimenticios pueden ser determinantes para el desarrollo de esta enfermedad. Ahora bien, estos factores pueden generar otros fenómenos asociados o que pueden desembocar también en el cáncer de colon, como ocurre en el caso de la aparición del intestino irritable, al que se hará referencia a continuación.
El intestino irritable y el síndrome de permeabilidad intestinal aumentada
La afección de diversos condicionantes sobre nuestro organismo, pueden determinar la aparición de determinadas patologías, como es el caso del intestino irritable. Este fenómeno se puede definir como una situación de desequilibrio motivada por diversos factores, entre los cuales podemos encontrar la alimentación o la higiene, que tienen una incidencia negativa sobre la microbiota o flora intestinal, favoreciendo la permeabilidad de la misma, lo que a la postre permite el paso a nuestro torrente sanguíneo de elementos adversos al organismo. La manifestación de este problema intestinal puede tener lugar de diversas formas, siendo probablemente las más comunes la diarrea o el estreñimiento, y su solución debe pasar necesariamente por analizar el factor desencadenante de esta problemática, que suele ser diferente en función de los supuestos.
Si no se procede a la detección del sÃndrome del intestino irritable, ello puede contribuir a la aparición del síndrome de permeabilidad intestinal aumentada. Para ello, existe un especialista en nuestro país con los conocimientos adecuados el cual podrá detectar si el paciente sufre este síndrome. Este síndrome es padecido en la actualidad por una parte importante de la sociedad, sin embargo, su diagnóstico no es cosa sencilla, ya que sus síntomas se manifiestan más allá del propio nivel intestinal. En definitiva, supone un paso más allá, en tanto implica que la barrera del intestino se empieza a perforar al verse afectada la “zonulina”, una proteína que regula la apertura de espacios entre células intestinales.
Busca el tratamiento adecuado a tu caso clínico
Como se ha podido señalar anteriormente, estas disfunciones en el funcionamiento de nuestro intestino pueden acabar generando consecuencias más graves, entre las que se encuentran la aparición de pólipos o de cáncer de colon. Dada la complejidad que supone el diagnóstico del síndrome de intestino irritable, así como la especificidad de factores desencadenantes en cada caso, es fundamental que contemos con los debidos tratamientos para el intestino irritable según la gravedad de la enfermedad.
Dichos tratamientos estarán orientados a las necesidades concretas de cada paciente, ya que en muchos casos estos problemas están asociados a malos hábitos alimentarios, o incluso de sueño que pueden provocarlos. Pero en otras ocasiones, son precisamente alimentos “sanos” los que pueden provocar un mal funcionamiento de las células que integran nuestra flora bacteriana.
Por todo ello, lo más recomendable en primer lugar será solicitar cita con especialista digestivo, pues será éste quien dará una respuesta lo más aproximada posible a esta problemática. Para ello, existen dos modalidades de cita: online y presencial. El especialista hará todo lo que esté en su mano para mejorar tu calidad de vida desde que contactas con él. Este sería el primer paso a seguir.
Gracias a este ejercicio de prevención, podremos evitar consecuencias más graves originadas por el mal funcionamiento del órgano intestinal.