La transformación energética es ineludible, se necesitan nuevos modelos de producción, abastecimiento, distribución que logren adaptarse a tiempo a las necesidades que la sociedad demanda y el planeta exige. La aparición de nuevas empresas especializadas en este nuevo paradigma, como Alfen, dan un soplo de esperanza a una situación que ya sea por el encarecimiento de la energía, por la falta de materias primas o por la contaminación que produce, ha llegado a una situación límite.
Aften se ha convertido en la empresa de referencia al aportar soluciones reales para contribuir a la creación de la red eléctrica del futuro. Gracias a esta compañía y a su amplia gama de productos de creación y desarrollo propios, como las subestaciones transformadoras, las estaciones de carga para vehículos eléctricos o los sistemas de almacenamiento de energía, se abre una oportunidad a la adaptación y el cambio necesario.
Qué se necesita a corto plazo en el sistema eléctrico nacional
Son cuatro los pilares fundamentales sobre los que se deberá desarrollar todo el proyecto posterior que logre redirigir las redes eléctricas hacia lo que el futuro demanda. Estas redes deberán ser más flexibles, participativas, resilientes y sostenibles. De este modo, el Gran Apagón al que todos temen en el sector nunca llegaría a producirse, además de cubrir las necesidades medioambientales necesarias.
1. Flexibilidad
Se hace ineludible poder operar las redes de distribución de forma más flexible. Se trata de aprovechar los recursos energéticos distribuidos y coordinados con los operadores de la red, del mercado y del propio sistema eléctrico. Esto facilitará la necesaria transición energética haciendo uso de la tecnología disponible, reduciendo costes y mejorando la calidad del servicio para el consumidor final.
2. Participación
Otro paso fundamental en la elaboración del futuro energético será la conversión de las redes de distribución en sistemas abiertos para que puedan operar de forma flexible tanto los clientes como los proveedores, agregadores y productores de energía. Así mismo, los nuevos actores capaces, por ejemplo, de ofrecer sistemas de almacenamiento de energía deberán poder trabajar y operar en armonía, acelerando el proceso de transición energética.
3. Resiliencia
Se requiere con urgencia una adaptación que conlleve mayores recursos energéticos conectados a la red eléctrica general, así como un aumento en los consumidores / productores que vuelquen energía renovable a través de sus propias instalaciones y, por supuesto, más coches eléctricos circulando. Motivos más que suficientes para desarrollar la infraestructura necesaria. En este sentido, cabe añadir la importancia de la digitalización de las redes, ya que solo de este modo se garantiza la calidad, continuidad y fiabilidad de este servicio a largo plazo.
4. Sostenibilidad
Como cabe suponer, la sostenibilidad es motivo y destino, factor necesario y evidente para llevar a cabo todo este procedimiento adaptativo en las redes eléctricas. Por tanto, se considera no solo fundamental, sino urgente, acelerar el proceso para que las energías renovables penetren en el sistema de red y se amplie el acceso por parte de todos los actores a este método de producción energético, limpio e inagotable. Se debe aumentar gradualmente la apuesta hacia la electrificación del consumo, así como por la economía circular.