La productividad es un valor fundamental dentro del ámbito corporativo. Ser capaz de resolver de forma ejemplar un amplio volumen de tareas en un corto periodo de tiempo determina en gran medida la rentabilidad de cualquier empresa. Debido a ello, es importante encontrar técnicas que optimicen el rendimiento de toda la plantilla del negocio. En este punto, las Metodologías Ágiles Scrum se han convertido en una de las tendencias más destacadas. Un sistema en el que merece la pena formarse y que cambiará por completo la dinámica empresarial a la que te has acostumbrado. Porque el truco no está en esforzarse más, sino en saber cómo orientar dicho esfuerzo.
Apúntate a un curso de Metodologías Ágiles Scrum
Cuando hablamos de una metodología ágil, hablamos de aquellas estrategias que permiten acelerar los procesos laborales de manera sistemática a corto y largo plazo. Algo que nos lleva a hablar del curso en Metodologías Ágiles PSMI Scrum: una formación que nos valdrá para seguir un estilo de trabajo que ya domina la gran mayoría de los sectores.
El objetivo de esta formación es que aprendamos a gestionar proyectos complejos y a obtener resultados rápidos. Ahora bien, antes de profundizar en el marco Scrum, es importante comentar que los cursos deben responder a ciertas características. La primera de ellas: que sean de carácter práctico y que podamos aplicar de manera concreta a nuestro caso en particular.
Asimismo, es esencial que los docentes sean profesionales que ya aplican Scrum en su día a día. De este modo, podemos ver con claridad cómo influyen las Metodologías Ágiles en la gestión corporativa y las razones por las que deberíamos utilizarlas cuanto antes. En definitiva, que sean cursos capaces de marcar un antes y un después en nuestro emprendimiento gracias a Scrum.
Controla las cinco fases de Scrum
Ahora bien, ¿en qué consiste exactamente Scrum? Este sistema aboga por la eficiencia, la agilidad y el trabajo colaborativo. Tres valores fundamentales sin los cuales sería inviable poner en marcha dicho proceso de gestión. Para ello, esta metodología se divide en cinco fases diferentes, todas ellas igual de importantes para nuestro desarrollo como negocio.
La primera de ellas es la sprint planning, en la cual se determinan qué tareas se van a asignar a los diferentes miembros de la plantilla y los plazos que tienen para resolverlas. La scrum team building se mantiene de manera constante durante todo el proyecto, consistente en reuniones (generalmente diarias) con las que se evalúa el trabajo realizado en cada jornada.
Por otro lado, encontramos la backlog refinement, que es un repaso de las tareas para evaluar cómo se está desarrollando todo. La sprint review son reuniones ya con el cliente, para obtener un feedback real. Por último, las Metodologías Ágiles Scrum concluyen con la retrospective: una última reunión para revisar cómo ha ido el proyecto y qué cosas se pueden mejorar a futuro.
Ventajas del método Scrum
Si todavía no te termina de convencer esto de apuntarte a un curso para gestionar tu propia empresa, queremos dejarte con una serie de ventajas directamente asociadas al método Scrum. Porque, si bien es cierto que la eficiencia es la más destacada de todas, encontramos una serie de beneficios extra que debemos valorar con atención.
La claridad en los objetivos es una de las más destacadas, teniendo así siempre un horizonte fijo que podremos perseguir con la constancia correcta. A su vez, destacan la flexibilidad y el control ante los imprevistos, adaptando a tu equipo de trabajo a cada una de las situaciones que vayan aconteciendo durante el desarrollo del proyecto.
Hay que destacar que el método Scrum también mejora la predictibilidad, sabiendo en todo momento cuánto queda para concluir el encargo del cliente en su conjunto. Todo ello sin olvidar que es un sistema muy sencillo de aprender. Con un simple curso puedes marcar un punto de inflexión en la dinámica laboral de la empresa para así terminar los proyectos con mayor rapidez y poder asumir una mayor carga de clientes.