La decoración del hogar, aunque pueda parecer algo meramente superficial, tiene una gran importancia e influencia en la vida de las personas. Se trata pues de un conjunto de estímulos con los que se convive diariamente y por lo tanto, es conveniente elaborar entornos a la medida de cada cual.
La casa es el rincón privado por excelencia, donde la individualidad cobra una mayor relevancia. Por este motivo, cada habitación ha de ser el reflejo de quien la habita y esta traducción de la personalidad se realiza mediante la estética, es decir, a través de los colores, las formas y las texturas, lo cual evoca ideas y sensaciones.
Elementos funcionales y elementos decorativos
Dentro del conjunto de elementos que componen una casa, muchos de ellos cumplen mayormente una función práctica, mientras otros poseen un valor principalmente estético. Dicho esto, es importante reconocer que, aún así, cada objeto es de por sí estético, en cuanto posee forma, color y textura.
De este modo, aunque la razón de ser de un estor o de una cortina sea proteger del sol, su propio valor visual lo hace parte del conjunto decorativo. Este es un hecho que no ha de pasarse por alto, es más, ha de utilizarse para crear el tipo de habitación deseada. Por eso en Schuette, a parte de desarrollar sistemas eficientes y duraderos, damos importancia al aspecto de nuestros productos, seleccionando los colores más vistosos y ofreciendo variedad de tejidos con diferentes texturas.
Entonces, lo decorativo tiene también su función, que es la de generar un ambiente agradable y estimulante. Los objetos útiles forman parte de un todo, junto con los que son mayormente visuales, y por ello no pueden romper la armonía del lugar, más aún, han de suponer un aporte enriquecedor.
Decoración y estado de ánimo
A veces no se tiene en cuenta, pero el estado de ánimo depende mucho del entorno. El hogar es el lugar donde pasamos más tiempo y por ese motivo su influencia es mucha. De ahí la importancia de crear espacios que actúen positivamente en nosotros.
El poder componer un espacio desde cero es una gran oportunidad, ya que permite elegir y combinar sus diferentes elementos según se necesite y conseguir así una buena relación con el entorno, la cual sea beneficiosa en un sentido psicológico y emocional. Podemos así crear una suerte de refugio, donde celebrar la propia personalidad.
Apropiación del espacio
La decoración permite adueñarse del espacio y lograr así que el lugar que se habita no resulte ajeno. El hecho de poder elegir aquello que compone una habitación, así como su distribución, hace posible identificarse luego con ella y esto genera una gran satisfacción.
De este modo, el hogar estará basado en el gusto de quien lo habita y esta es una forma de que cada cual construya su lugar en el mundo, o dicho de otro modo, un mundo particular, lo cual es una necesidad básica de las personas.
Aprovechamiento del espacio
La decoración tiene también una función práctica, ya que al escoger los componentes de la habitación y su distribución, es posible organizarlo todo y aprovechar al máximo el espacio. De hecho, esta es la manera correcta de decorar un lugar, no sólo en función de la apariencia, sino también utilizar de la mejor manera el espacio, en función de lo que se necesite y de las actividades que allí se realicen.
Espacio ordenado
Decorar una casa es también una forma de orden. Todo se redistribuye en cada habitación y según las distintas funciones de cada cosa. De este modo, todo encuentra su sitio, todo luce así mejor, además de que es mucho más fácil y satisfactorio desenvolverse en tal lugar. El equilibrio se vuelve aquí muy importante y esto tiene su efecto también en el ánimo de los residentes.
Un lugar agradable para las visitas
Hay que recordar que, aparte de los propios residentes, también los visitantes han de disfrutar de la casa. Por ello es importante disponer de una casa que luzca bien, para que así puedan organizarse encuentros agradables para todos. La casa es, en cierto modo, una carta de presentación de los propios habitantes y este es otro motivo para mantener la casa siempre hermosa.
Consejos para un hogar bien decorado
- Es necesario revisar el estado en el que se encuentra la casa y planear así las respectivas modificaciones que se deben hacer.
- Hay que seleccionar el estilo que más se adecua a nuestros gustos y necesidades. Elegir pues en consecuencia los muebles y demás objetos que compondrán cada habitación.
- Luego escoger los diferentes colores y tonos, para luego elegir la composición de los mismos, en base al estilo de la habitación y el ambiente que se pretende conseguir.
- Decidir un tipo de iluminación y en consecuencia escoger el recubrimiento de las ventanas. En base a esto, se elige entre estores o cortinas, así como el color, en base también a lo que se ha elegido previamente.
- Para acabar se eligen los elementos puramente decorativos, como cuadros, figuras, jarrones, etc. Así se acaba de dar personalidad a ese hogar soñado.
Estores y cortinas como elementos decorativos
Elegir entre estores y cortinas
Esta elección depende del tipo de ventana a cubrir y la habitación donde se encuentre. Los estores salon son más adecuados para habitaciones pequeñas, dado que las cortinas abarcan más espacio. De este modo, los estores permiten aprovechar más el espacio, así como también son más acordes con habitaciones con un estilo minimalista. Las cortinas, por su parte, quedan muy bien en espacios amplios, donde se pueden colgar sin problema, del mismo modo que se adaptan perfectamente a espacios de corte más clásico.
Estores
Los estores son piezas únicas de tela, las cuales se recogen verticalmente. Existen dos variantes, los estores plisados y los estores enrollables. El primero se caracteriza por tener dos perfiles, uno superior y otro inferior, así como por la estructura de su tejido, que es plegada, a modo de acordeón, y de tal forma se recoge y extiende. Mientras que el estor enrollable, como su nombre indica, se enrolla en un perfil superior y se manipula por medio de una cadena lateral.
Su aspecto es más contemporáneo y simple. Es adecuado para habitaciones con un estilo moderno y minimalista, aunque también puede usarse en estancias más clásicas y conseguir así un resultado ecléctico.
En general, los estores suelen ser más prácticos, debido a su simpleza y a que están fijados a la ventana, por lo que no llegan hasta el suelo y hay menos posibilidades de que se ensucien o enreden, como sí puede ocurrir con las cortinas. Son muy fáciles de limpiar, tan sólo es necesario pasarles un paño húmedo o en caso necesario, se pueden limpiar bajo la ducha, eso sí, sin empapar el tejido.
Su manejo es muy sencillo también. Los estores plisados sólo han de plegarse o extenderse sobre la ventana, lo cual es posible hacer en ambas direcciones. Los estores enrollables, por su parte, se manejan mediante una cadena lateral, lo que se hace de una forma muy fluida y cómoda.
Los estores de color negro o blanco son la opción ideal para los espacios de diseño, la simpleza de su forma y la pureza de tales colores, compagina muy bien con la economía de recursos característica de tal estilo. Por esto, se puede decir que los estores están actualmente en boga, pues encajan muy bien con los estilos contemporáneos.
Se pueden encontrar estores en casi cualquier color y tono, por lo que las posibilidades decorativas son inmensas. Esto permite combinar toda clase de objetos y muebles con los estores, consiguiendo además una armonía cromática, con la que conseguir un ambiente agradable y que se adapte a cualquier tipo de gusto o preferencia.
Su montaje es muy sencillo y existe la posibilidad de hacerlo tanto de forma invasiva como no invasiva, es decir, taladrando o sin taladrar. Así, hallar el tamaño necesario para los estores plisados es también muy fácil. Para los estores plisados no invasivos hay que medir la altura de la ventana, con el marco incluido y luego añadir al ancho de la ventana de dos a seis centímetros, teniendo en cuenta no entorpecer el manejo de la manilla. Mientras que para los estores plisados invasivos, simplemente se mide el cristal de la ventana, sin el marco.
Cortinas
Las cortinas son una opción clásica, adecuada para espacios también de ese estilo o también cuando se busca el contraste. Estas se cuelgan de una barra y caen sueltas hacia el suelo. Sus pliegues se forman naturalmente, por la propia compresión de la tela y esto hace que tengan un aspecto más orgánico y desenfadado.
Para hallar la medida adecuada de la tela, es necesario medir el ancho de la ventana y multiplicarlo por dos y medio. Mientras que el alto se halla midiendo la distancia entre la parte superior de la ventana y el suelo.
A la hora de colgar las cortinas estas pueden dejarse a ras del suelo o dejar que caigan sobre el suelo, por ejemplo, entre unos cinco y veinticinco centímetros. Esto último le dará un aspecto más teatral y acogedor a la habitación.
Un truco para que una ventana parezca más amplia es cubrirla con una cortina más grande. Para ello, la barra junto con la tela han de ser entre treinta o cincuenta centímetros más anchas. La cortina ha de colgarse entonces a ras del techo y caer hasta el suelo.
Para colgar las cortinas no es necesario grandes conocimientos, su sistema es muy sencillo, el cual se basa en una barra sujeta por dos enganches, los cuales a su vez están sujetos a su vez a la pared. Basta pues con introducir la barra por los respectivos ojales de la cortina y luego colocar la barra sobre los soportes nuevamente.
La barra que sujeta la cortina ha de ser más ancha que la ventana, para de este modo poder recoger la cortina y dejarla totalmente descubierta. Para ventanas normales hay que sobrepasar el ancho de la ventana entre siete y quince centímetros, mientras que para ventanales más anchos se recomienda dejar unos veintidós centímetros por cada lado.
También es interesante considerar el poner dos cortinas en una misma ventana, para así conseguir una mayor protección y conseguir un manejo más sencillo, ya que de esta forma las persianas se abren desde el centro hacia afuera, en lugar de tener que correr una sola cortina de un lado a otro.
Otra opción es combinar la cortina con un estor y de este modo conseguir una protección total. Aparte, la mezcla de estilos puede resultar muy vistosa, ya que la simpleza del estor se compagina muy bien con el aspecto orgánico de la cortina, creando un bello conjunto.
Cuando las cortinas son de calidad pueden instalarse en el baño o la cocina, ya que en este caso los tejidos permiten lavarse sin que se estropeen y de este modo pueden soportar las exigencias de dichas estancias. Así no se ha de renunciar al tipo de decoración deseado, si se diera el caso de querer conseguir un aspecto más clásico también ahí.
Las cortinas pueden mantenerse fácilmente. Sólo necesitan ser aspiradas con cierta frecuencia y además, en caso necesario, pueden meterse en la lavadora. Esto no ha de suponer daño alguno cuando la tela es de calidad. Sólo hay que tener en cuenta que no puede meterse en la secadora, sino que hay que secarla naturalmente, dejando que el agua escurra por su propio peso, para que así la cortina se estire y quede sin arrugas.
El color de las cortinas ha de compaginarse con la gama general, es decir, con el resto de elementos de la habitación, tales como la tapicería o los muebles. Se pueden escoger colores o tonos afines, aunque también puede ser interesante buscar el contraste y elegir colores complementarios o tonos opuestos.
También es importante escoger el color según esté iluminada la estancia y dependiendo del efecto lumínico deseado. Por ejemplo, si la habitación está muy bien iluminada, ya sea por la orientación de las ventanas, así como por el tamaño o cantidad de estas, y se quiere mantener esto, es preferible utilizar cortinas de colores y tonos claros, mientras que si lo que se busca oscurecer se deberán usar colores y tonos oscuros. Del mismo modo, si la habitación es de por sí oscura y se quiere conseguir un efecto claro, el color de las cortinas tendrá que ser claro también, haciendo pues lo contrario para conseguir un efecto más oscuro.