Los problemas de audición no son exclusivos de la tercera edad. Al contrario, bebés, niños, jóvenes y adultos pueden padecer pérdida de audición. Es cierto que durante la vejez es la etapa en la que se puede producir una mayor pérdida.
Pero existen otras causas como una lesión en la cabeza o porque durante la infancia se perforó el tímpano al meterse un objeto punzante en el oído. Otros factores que pueden originar sordera son causas congénitas o como resultado de una infección durante el periodo de gestación.
En el caso de los jóvenes, uno de los principales motivos para la pérdida de audición es la utilización de auriculares con un volumen muy alto. Esto hace que el oído tenga que hacer un sobresfuerzo por tener que soportar este tipo de volumen. A esto hay que añadir ambientes como las discotecas, bares o conciertos. En estos lugares se emite el sonido a unos niveles mucho más altos.
Estas son algunas de las razones que llevan a un paciente a utilizar audífonos en Córdoba. Eso sí, es de vital importancia detectar cuanto antes la pérdida de audición en menores. En caso contrario, puede dificultar su proceso de aprendizaje.
Hay que tener en cuenta que esa pérdida de oído puede afectar no solo a la salud o desarrollo cognitivo del niño, sino también a su carácter. El no escuchar determinados sonidos o seguir una conversación provoca situaciones incómodas para el menor.
Grados de pérdida de audición
Como se puede deducir de lo comentado hasta ahora, la pérdida auditiva no entiende de edad. Pero sí se pueden discernir varios tipos y grados de pérdida de audición. Aunque, por lo general, las clases de sordera se clasifican en dos. Una de ellas es la hipoacusia, que se puede padecer a cualquier edad.
Normalmente, se debe a tapones de cera, medicamentos, traumas físicos, infecciones o problemas congénitos. El segundo tipo es la presbiacusia. Esta tiene una progresión más lenta y se produce por desgaste del oído interno. Es común en adultos a partir de los 50 años.
En cuanto a los grados de pérdida auditiva, estos se definen en base a pérdida leve, moderada, severa y profunda. Cada uno de estos grados tiene sus propios síntomas que van a condicionar la vida del paciente.
Así, la pérdida leve consiste en cierta dificultad para entender una conversación, mientras que en la pérdida profunda el paciente no percibe ningún tipo de sonido.
Soluciones auditivas para cada edad
Audífonos para niños. La solución que más se suele emplear son los audífonos adaptados al conducto auditivo. Existen varios modelos, pero el que resulta más cómodo para los menores suele ser de tipo retroarticular. Estos son los que se colocan detrás de la oreja. Aunque a veces si el niño es más mayor puede emplearse audífonos de tipo interno.
Audífonos para jóvenes. A medida que el menor crece sus necesidades, van cambiando. De ahí que puedan optar a un abanico más amplio de prótesis auditivas. Para estas edades, se suele recomendar los audífonos digitales. Son muy discretos por lo que su tiempo de ocio no se ve obstaculizado por llevar este tipo de aparatos.
Audífonos para adultos. La pérdida de audición en edad adulta afecta más a unas personas que a otras. Esto es debido, fundamentalmente, a factores hereditarios, el haber estado expuesto a ruidos fuertes durante años (trabajadores en fábricas, aeropuertos o en la construcción, músicos, etc.).
Aunque también puede haber otras causas (virus, enfermedades cardíacas, medicamentos, etc). Una solución es utilizar audífonos analógicos o digitales. La elección dependerá, por un lado, de lo aconsejado por el especialista y, por otro, la comodidad del propio paciente.
En cualquier caso, siempre hay que seguir las recomendaciones que marcan desde el centro auditivo. Ellos evaluarán cuál es el tipo de audífono que mejor se adapta a cada paciente.