En muchas partes del mundo se consumen las alitas de pollo fritas o asadas como abreboca, tapa o aperitivo. Esta parte del pollo posee mucho sabor y es muy jugosa. Por eso gustan mucho y se pueden preparar de maneras diferentes.
Como se dijo fritas, asadas o a la parrilla son las maneras más difundidas y el toque lo da cada salsa con la que se puedan acompañar y hay muchas formas de prepararlas.
BBQ, un clásico para las alitas de pollo
La salsa bbq para alitas de pollo es una de las más usadas y que más gusta alrededor del mundo. En México y Estados Unidos se comen miles de kilos al año con este aderezo.
Es una salsa que se prepara con una base de puré de tomate o concentrado de pasta de tomate, jarabe de maíz con alto contenido de fructosa, que le da su consistencia cremosa. También tiene un añadido de vinagre, melaza o azúcar morena, sal, mostaza y diversas especias naturales como comino, pimienta, orégano, paprika u otras.
Sin embargo, lo que más destaca en esta salsa es su sabor ahumado. Este sabor es difícil de lograr en casa porque los tomates y demás especias deben ser sometidos a un proceso de quemado sin que se amarguen, pero lo suficientemente prolongado para que dé el toque.
Por eso es mejor comprarla envasada para que el punto ahumado sea el correcto. Algunas marcas vienen más o menos picantes. También hay otras sin pimienta, jalapeño o chiles para los que no les gusta la comida picante o para niños.
Aguacate: el gran aliado de las salsas
El aguacate es un fruto cremoso y con un sabor delicado, pero exquisito. En México se prepara de muchas formas y en el resto de América Latina se consume en ensaladas o como acompañante para sándwiches.
Si se procesa con aceite, vinagre, cebolla, chiles, cilantro, orégano, tomates (que pueden ser verdes o maduros) y pimientos, se obtiene una salsa cruda o crema que es excelente para acompañar las alitas de pollo fritas.
Esta salsa se puede procesar en una batidora o cortar finamente en brunoise con un cuchillo muy afilado y mucha paciencia para que tenga más textura. Es ideal para acompañar otras carnes asadas también.
El toque agridulce de Asia
La salsa agridulce es tradicional de muchos países asiáticos en los cuales se prepara de muchas maneras.
Por lo general, se usan tomates, salsa de soya y alguna fruta como naranja, piña o jugo de lima que se combina con azúcar, especias variadas y se cocina a fuego lento tras ser procesada la mezcla para que quede suave y cremosa.
La salsa agridulce se espesa con almidón de arroz o maíz y es ideal para la carne de pollo por ser un rico contraste entre la suavidad de esta y lo untuoso de la crema. Puede añadirse picante según el gusto de cada quien.
Kétchup: infaltable para las alitas
Al igual que la BBQ, la salsa kétchup es un clásico para acompañar las alitas. Esta viene envasada y hay cientos de marcas en los mercados y en las diversas naciones del mundo. Esta salsa es muy usada en los Estados Unidos, pero su origen es chino y suele ser muy picante.
La original receta no llevaba tomates porque estos son originarios de América del Sur y se les añadió después.
Si se quiere hacer en casa basta cocinar a fuego lento, puré de tomates, vinagre, azúcar, almidón de maíz o de arroz y especias al gusto. Se debe revolver constantemente mientras esté en el fuego para que no salgan grumos.
Chimichurri o el sabor austral
En los países de Sudamérica como Chile y Argentina se hace una salsa muy especiada llamada chimichurri que se hace procesando ajo, cebolla, pimientos, orégano, perejil, aceite, vinagre, sal y pimienta.
Estos pueden mezclarse a mano en un mortero o procesarse en la batidora. Es ideal no solo para las alas de pollo, sino para carnes a la parrilla y para macerar.