Hoy en día, las distracciones están en todos lados, y concentrarse a veces es misión imposible. Pero aquí va lo bueno: existen estrategias sencillas que pueden ayudarte a mantenerte enfocado, a ser más productivo y a disfrutar más de lo que haces. Te contamos algunas prácticas que realmente funcionan.
Define tus objetivos y organiza tu espacio
¿Sabías que un espacio de trabajo ordenado puede hacer maravillas por tu mente? Hay algo casi mágico en sentarse a trabajar en un espacio limpio. Empezar el día estableciendo objetivos específicos y ordenando un poco tu espacio puede ser el cambio que necesitas para ser más productivo.
Piensa en tus tres tareas más importantes y empieza por ahí. Tener tres prioridades clave ayuda a no perderse entre tantas cosas pendientes. Esa sensación de haber “tachado” al menos esas tres cosas al final del día es increíble.
Alterna entre diferentes técnicas de concentración
A veces, la mejor forma de concentrarse es dándole a tu cerebro mini descansos. Una buena opción es la técnica Pomodoro: trabaja durante 25 minutos y toma un descanso de 5. No solo te ayuda a mantenerte enfocado, sino que esos descansos breves también te dan un respiro para que el cerebro recargue.
Otra técnica es el mindfulness. Dedica un minuto a sentir tu respiración o a hacer un escaneo mental de tu cuerpo, desde la cabeza hasta los pies. Esta práctica es como un botón de reinicio para tu mente, ideal para esos momentos en los que te dispersas.
Apoyo nutricional para la concentración
Hay alimentos que realmente le dan un empujón a tu cerebro, como las nueces, los arándanos y el pescado azul. El omega-3 en estos alimentos es como un “súper nutriente” para la mente.
Además, ciertos suplementos, como la polivalente vitamina B12, mantiene la energía y el enfoque, y puedes encontrarla en alimentos como el pescado y los productos lácteos. Si eres vegetariano o vegano, un suplemento puede ser una buena opción. A veces, pequeños cambios en la dieta pueden hacer una gran diferencia en cómo te sientes a lo largo del día.
Pausas activas
Nada peor que esa sensación de estar pegado a la silla durante horas. Las pausas activas son como pequeñas “vacaciones” para el cerebro, y ni siquiera necesitas un gimnasio. Con levantarte cada hora, estirarte, caminar un poco o incluso hacer un par de saltos, puedes sentir cómo recargas energía. Tu cuerpo y tu mente te lo van a agradecer.
Duerme lo suficiente y respeta tus ritmos
A veces nos olvidamos de que una buena noche de sueño es lo que más necesitamos para estar enfocados. Dormir bien no solo es importante para el cuerpo; es vital para que la mente funcione al 100%. Durante el sueño, el cerebro procesa la información y se recupera, por lo que levantarse con suficiente descanso hace una gran diferencia en tu día.
Si eres más productivo en la mañana, aprovecha ese tiempo para hacer lo más importante. Y si eres más bien un “búho nocturno”, entonces encuentra la manera de adaptar tus tareas a ese horario. Conocer tus propios ritmos y respetarlos te ayudará a trabajar en los momentos en que tienes más energía y concentración.